LEMA 2016-17

EN MÍ BRILLA UNA ESTRELLA

28/4/18

MARÍA, CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA.


MARÍA, CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA.

Comenzaremos uno de los meses más bonitos del año, el mes de María, el mes de las flores. Una oportunidad para acordarnos más de nuestra Buena Madre y agradecer lo aprendido, vivido y compartido este curso. Mes de agradecimiento.

Si María es causa de nuestra alegría es porque ella misma la tiene en abundancia y nos la comunica. Nadie puede dar lo que no tiene. En su vida histórica, la Virgen María rebosaba alegría y la contagiaba por doquier. ¿De dónde le brotaba a María tan exuberante felicidad? ¿Qué producía en Ella semejante manantial de dicha? “¿Cuál es la fuente misteriosa, oculta, de tal alegría?”, se preguntaba Juan Pablo II en Lourdes (31-5-1979). La respuesta no podía ser otra: “Es Jesús, el Hijo de Dios, al que Ella ha concebido por obra del Espíritu Santo”.
María era una mujer de profunda vida de oración, vivía siempre cerca de Dios. Era una mujer humilde, es decir, sencilla; era generosa, se olvidaba de sí misma para darse a los demás; tenía gran caridad, amaba y ayudaba a todos por igual; era servicial, atendía a José y a Jesús con amor; vivía con alegría; era paciente con su familia; sabía aceptar la voluntad de Dios en su vida.
María nos cuida siempre y nos ayuda en todo lo que necesitemos. Ella nos ayuda a vencer la tentación y conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo. María es la Madre de la Iglesia.
María fue alegre y feliz porque tenía en cuenta a Dios en su vida y lo amaba.
¡Mostremos a nuestra Madre del cielo nuestro cariño en la oración y en nuestra vida!
Esforcémonos por vivir como hijos suyos. Esto significa:
1.   Mirar a María como a una madre: Contarle todo lo que nos pasa: lo bueno y lo malo. Saber acudir a ella en todo momento.
2.   Demostrarle nuestro cariño: Hacer lo que ella espera de nosotros y recordarla a lo largo del día.
3.   Confiar plenamente en ella: Todas las gracias que Jesús nos da, pasan por las manos de María, y es ella quien intercede ante su Hijo por nuestras dificultades.
4.   Imitar sus virtudes: Esta es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.




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